miércoles, 1 de julio de 2009

Entre el Compromiso y La Pasion

Si vives con la sensación de que dos fuerzas tiran de tí, y sientes como si con esas fuerzas que te halan, te pudieras partir en cualquier momento, este mensaje es para tí. En mi escucha terapéutica he escuchado a muchas personas, mujeres y hombres, que viven con una sensación de incertidumbre y desasosiego y por éso, en muchos casos prefieren seguir halados por ambas fuerzas. Estas fuerzas son compromiso y pasión. Soltar uno de ellos, es en apariencia imposible. El deseo de la persona es a continuar con ambas fuerzas aún sabiendo que es difícil mantenerse en equilibrio. En el proceso de psicoterapia, la persona encuentra siempre el camino más saludable anímicamente.

Recuerdo muchos casos, en especial a esta mujer, joven profesional, casada con un hijo y una hija menores, con su tiempo dividido entre su hogar y su trabajo, que entre broma y serio comenzó una relación con un compañero de trabajo también casado. Robar tiempo al corto tiempo disponible era un reto y ambos lo enfrentaron. Luego de meses de vivir esta pasión, mi paciente se dio cuenta de que se había enamorado y que vivía una pasión que la hacía sentirse renovada y que esta relación la llenaba de "energía para enfrentar su vida rutinaria de esposa y madre", según sus propias palabras. Entre pasión y culpa, comenzó su psicoterapia para saber qué hacer y cuál era su mejor opción. Luego de varias sesiones, su decisión fue divorciarse y tiempo después, decidió romper con su amante. En otro caso, mi paciente era un hombre, casado, con tres hijos adolescentes y una esposa que trabajaba atendiendo su propio negocio, mi paciente decidió dejar su pasión y hablar con su esposa, dejándole saber lo sucedido, hasta el momento, siguen unidos. Recuerdo a una estudiante que vivía con su novio de toda la vida una placentera relación de playa sin olas, donde ambas familias esperaban con beneplácito el momento de la boda, pero que sin embargo, compartía íntimamente con otro muchacho las marejadas de pasión que la hacían sentir llena de placer cada vez que se encontraban adonde quiera que pudiesen. La decisión de mi paciente fue enfrentar al novio y a la familia y al amante y terminar con ambas relaciones. Recuerdo a esta otra mujer, ama de casa, con una serena vida de pareja, que inició una relación con un hombre de otra raza y su peor pesadilla fue salir embarazada sin saber realmente quién era el padre de su bebé. Decidió tener a su hijo, y enfrentar las consecuencias, era hijo de su esposo. Su decisión fue divorciarse y seguir con su pasión. Este otro paciente, un hombre casado, profesional de renombre, con dos hijas ya casadas, enfrentó la pasión con otro hombre, dándose cuenta de que se había ocultado en el closet de protección que había sido su hogar. Luego de varias y prolongadas sesiones, decidió hablar con su esposa e hijas y pidió el divorcio. No continuó con la otra persona, aunque eventualmente pudo establecer otra relación que continúa hasta ahora.

Hombre o mujer, el género en realidad no es la diferencia, cada situación de vida es única y excepcional, y cada persona tiene que encontrar su propio camino en la individuación. Si te encuentras entre estas dos fuerzas que te están haciendo sentir que no puedes más, busca ayuda, en tí está la clave para hacerlo y al final sabrás que lo que quiera que decidas, lo hiciste con tu corazón y tu razón sabiendo que fue lo mejor para tí.

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